Era tarde, en una de las noches en que camino sin destino, perdido en el vacío de la soledad, del silencio y del apagón. Fue extraño… Muy extraño… Me pregunto si no fue una fuerza superior que preparó todo… Seguro es que nunca más he visto al culpable de nuestro encuentro. Decididamente algo se movió en esta noche rara. Por mucho que piense difícilmente obtengo un significado o una razón. Indiscutiblemente, marcaste tu presencia, desde entonces, en una vida monótona y muchas veces sin sentido. Te has convertido en algo que no sale de mi pensamiento, una adicción, el agua capaz matar a mi sed. En tu presencia siento algo que me llena, algo que me calienta cuando tengo frío, algo que transforma el silencio en una melodía, algo que ilumina cuando no veo… Mis sueños transforman tu pelo, color del carbón, en un bosque lleno de misterios para mis dedos asustados, me ahogo en el mar azul de tus ojos y me quemo en tu cuerpo ardiente que me lleva a la locura en una explosión incontrolable de placer. Deseo tener el tiempo como aliado en la búsqueda del sueño, que ordena una vida solitaria, que me separa del apagón y de la falta de fiabilidad de mis pensamientos.
Orlando Martins
